jueves, 31 de marzo de 2011

Me acuerdo y no me acuerdo

Me acuerdo de mi madre cuando nos pedía a gritos que le ayudaramos a hacer el aseo. Me acuerdo que todos en la casa le obedecíamos resignados y sin protestar. Me acuerdo que no había ni un sólo domingo en el que no asistiera a misa. Me acuerdo cuando nos preguntó si queríamos hacer la primera comunión. Me acuerdo que con mi hermano le respondímos que sí, y estuvimos condenados a levantarnos temprano los fines de semana. Me acuerdo cuando mi padre se quedaba dormido en la misa, y mi madre lo despertaba con un codazo en el estómago. Me acuerdo que en la ceremonia de la comunión, una niña se orinó por los puros nervios. Me acuerdo que después de ese día no volví a pisar una iglesia. Me acuerdo que con el tiempo mi mamá tampoco volvió hacerlo.

Me acuerdo cuando formaba parte de la patota, un grupo de bicicleteros de la villa que terminó a combos y a patadas con mihermano mayor y mi vecino. Me acuerdo que para formar parte del grupo había que esquivar, montado en bicicleta, una serie de obstaculos ridículos que era imposible no poder pasarlos. Me acuerdo de las escandalosas peleas que sostenía con mi hermano, en las que yo siempre terminaba llorando. Me acuerdo cuando me lanzó unas llaves por la cabeza y de la pura rabia me arrojé contra él enfrente de mi abuela, que nos estaba cuidando ese día y que nos pedía a gritos que nos detuviéramos. Me acuerdo cuando escuchaba escondido un cassete de Iron Maiden que era de mi hermano. Me acuerdo que tenía miedo a que me retara por copiar todo lo que él hacía. Me acuerdo cuando me decía que no olvidara avisarle si alguien me molestaba. Me acuerdo que nadie me molestaba por miedo a recibir un golpe de mi hermano. Me acuerdo de su risa cuando escuchaba mis delirios: tenía 38 grados de fiebre. Me acuerdo que yo gritaba de espanto porque veía fantasmas acercarse a mí y pesas gigantescas que caían sobre mi cabeza. Me acuerdo cuando lanzaba, desde el paso de nivel, unas manzanitas pequeñas a los autos que transitaban por abajo. Me acuerdo que lo planeaba todo con mi amigo de entonces, el Nacho. Me acuerdo que ese día terminamos detenidos por un carabinero que llegó en moto, porque un vehículo al que le cayó una de esas frutas se detuvo en plena avenida La Florida y marcó el 133. Me acuerdo que lo único que hice fue llorar a destajo. Me acuerdo que en ese entonces no superaba los 12 años. Me acuerdo que desde primero a sexto básico tenía promedio 6,5. Me acuerdo que mis padres me peinaban a lo languetazo, me vestían con pantalones sobre el ombligo, camisas bien planchadas y zapatos bien lustrados. Me acuerdo que bajé mis notas y me convertí en un cabro desordenado cuando me junté con los chiquillos, un grupo de cinco compañeros que se sentaban en el fondo de la sala. Me acuerdo que jugabamos en clases a quién echaban primero. Me acuerdo cuando el profesor de historia dictaba la clase y en el momento en que decía "coma", nos repartíamos rápidamente un pan y nos lo metíamos en la boca, provocando la risa de los demás compañeros y nuestra expulsión de la sala. Me acuerdo que en primero medio dejé de lustrar mis zapatos. Me acuerdo cuando los chiquillos iban a mi casa para ver bailar a una compañera de curso que se empelotaba frente a nosotros. Me acuerdo que dejaba que la tocáramos siempre y cuando no le contáramos a nadie. Me acuerdo que nunca les conté nada de este episodio a mis padres. Me acuerdo de la cara de espanto de mi madre cuando le intenté explicar en vano que fumaba marihuana. Me acuerdo de la embarrada que quedó cuando mi padre me pilló en mi pieza fumando pito con unos amigos. Me acuerdo que los echó cascando de la casa y que luego me fue a sacar la chucha. Me acuerdo cuando mis padres estaban en Mendoza y me dejaron a cargo de mi tío Pato. Me acuerdo que con su permiso, y no con el de mis padres, me fui a carretear a la casa de una amiga y no volví hasta el otro día en la mañana. Me acuerdo que mi tío puso una constancia en carabineros por mi presunta desaparición. Me acuerdo que me llenó a puteadas cuando me vio aparecer. Me acuerdo que toda la familia pensó que había desaparecido. Me acuerdo del rostro de indignación de mi padre cuando me vio llegar a la casa con una sola zapatilla. Me acuerdo de la expresión de terror de mi madre cuando me vio aparecer con un ojo moreteado. Me acuerdo que tuve que agachar el moño al día siguiente. Me acuerdo cuando me rompí el labio por estar jugando a las peleas con mi hermano. Me acuerdo que me corría la sangre y les decía a mis padres, con toda seguridad, que no era tan grave como para llevarme al médico. Me acuerdo cuando a mi padre se le ocurrió la maravillosa idea de combinar ácido muriático con omo y agua, para limpiar el patio trasero de la casa. Me acuerdo cuando vi su cara roja y oi sus quejidos fatalistas. Me acuerdo que al principio no le creía que no podía respirar, hasta que llegó la ambulancia y se lo llevaron de emergencia a no sé dónde. Me acuerdo que luego llegó bomberos a bordo de un camión gigantesco que yo nunca antes había visto, sólo para desintoxicar la casa. Me acuerdo que los vecinos llegaron desde todos lados para puro copuchear. Me acuerdo de la niña que vivía frente a mi casa y repetía siempre, arrastrando las palabras, que era la niñita de Purén. Me acuerdo cuando mi viejo se agarró con el vecino, un gordo gigante de 2 metros y tanto de alto, porque no quería correr el auto para dejarlo salir del pasaje. Me acuerdo del asco que sentí cuando mi vecina, Marcela, una niña de tres años, se cagó en la alfombra de mi casa.

clip_image002No me acuerdo cómo llegué a mi casa sin una zapatilla. No me acuerdo cómo me fracturé el tobillo. No me acuerdo cuándo dejé el chupete. No me acuerdo cuándo tomé mi primer sorbo de cerveza. No me acuerdo cuál es la fecha exacta del cumpleaño de mis padres. No me acuerdo cuándo dejé de jugar con juguetes de plástico. No me acuerdo cuándo mi hermano se ganó el Súper Nintendo. No me acuerdo cuándo le tomé el gusto a los libros. No me acuerdo cómo llegué a ser la persona que soy. No me acuerdo cuándo dejé de decirle mamita a mi vieja, ni cuando empecé a decirle viejo a mi papi. No me acuerdo cuándo empecé a escribir con tanta dedicación. No me acuerdo qué estaba pensando cuando terminé con mi polola.

Sí me acuerdo que no puedo dormir con los closets de mi pieza abiertos. Sí me acuerdo que cuando chico decía que cuando grande sería un gran arquitecto. Sí me acuerdo que mi perro Martín falleció el nueve de marzo del 2011 y que lo sigo recordando hasta el día de hoy. Sí me acuerdo de la fecha de mí cumpleaños y el de mi novia, que la amo tanto. Sí me acuerdo que debo veinte lucas. Sí me acuerdo que el tiempo pasa volando. Sí me acuerdo de mi primer beso y de la primra vez que hice el amor. Sí me acuerdo que quiero hacer lo que me gusta. Sí me acuerdo que estudio periodismo hace cuatro años. Sí me acuerdo que egresé de un colegio cuyo nombre no quiero recordar. Sí me acuerdo que me llamo Esteban Acuña y que tengo 21 años. Pero no me acuerdo de nada más.

4 comentarios:

Anónimo dijo...

Algunas cosas hay que recordar siempr aunque en el pasado no hayan sido buenas. y bueno hay coss que tal vez queremos recordar y no podremos hacerlo exactamente como se quisiera. Te acuerdes o no te acuerdes he soltado una que otra carcajada Esteban me gusta tu estilo..
Un abrazo!!

Sandigo Thagol dijo...

al igual que el mono, por imitación, he logrado recordar momentos de mi infancia, anécdotas tan nimias que no valen la pena comentar acá, te agradezco por haberme mostrado una pauta a seguir en este ejercicio mental....ahora bien, he logrado mantener en mi mente las imágenes que tus recuerdos logran transmitirme..es curioso, porque te veo a ti pequeño, y me veo a mi como mero observador..recordando lo que comentas..es notable como la lectura logra hacer eso con el lector...

Esteban Acuña dijo...

Es una buena excusa para pasar un buen rato recordando esos pequeños momentos que se quedaron guardados para siempre en nuestra memoria. Gracias por lo comentarios.

Anónimo dijo...

ploooop Me ENCANTÓ! osea quede para adentro con todo lo que escribiste, eres demasiado talentoso amor cada dia me convenzo de que eres mucho mas grande en lo que te gusta, como puedes mencionar tantas cosas que no recuerdas.. hasta yo no sabia cosas que te habian pasado pero no recuerdas cómo.

te amo.
niii