viernes, 10 de diciembre de 2010

Los grandes hombres son distraídos

Admito, sin discusión, que soy un hombre distraído. Ya me lo han dicho en varias ocasiones, cuando mi descuido ha quedado en evidencia. Me concentré en una frase que leí por ahí y que no he podido sacar de mi pensamiento: “Los grandes hombres son distraídos”.

imageUn profesor de periodismo, al cual estimo mucho, una vez me enseñó a caminar y a mirar al mundo al mismo tiempo y en todas direcciones, siempre atento a lo que ocurría a mí alrededor, a las conversaciones ajenas, a los rumores de pasillo, a cualquiera suceso curioso, porque incluso, me decía, los que a simple vista parecen insignificantes, tienen una veta atrayente, valiosa, y a veces cómica, que no se puede pasar por alto.

Ésos son los momentos que deben ser contados, los que la gente comúnmente ignora, y que están allí, frente a nuestros ojos. También recuerdo perfectamente cuando me dijo que no me olvidara de mirar hacia arribimagea, al cielo, porque allí también ocurren cosas, pero que nosotros, acostumbrados a ver sólo puntas de edificios y cables atravesados, no observábamos más allá de nuestras narices.

Él me enseñó muchas cosas, y entre ellas, a ser un hombre curioso, que camina por las calles observando detalles que no figuran en la vida de un hombre moderno. Como, por ejemplo, fijarse en las miradas de los transeúntes, en sus gestos, en sus vacilaciones, todo aquello que sirve para jugar a adivinar lo que piensa Fulanito de Tal: si en matar a alguien, si en ir de farra por la noche, si en juntarse con la amante, o si en llegar a casa a descansar. Cualquier pensamiento está permitido en la mente humana, otra cosa es cuando los conviertes en hechos.

imageUna persona medianamente interesada en lo que está leyendo, diría que hay un error semántico, porque no puede ser que, por un lado, diga que soy distraído, y que por otro, que camino atento de lo que pasa a mi alrededor. La verdad es que a veces difiero un poco de lo que dicen los diccionarios. Yo entiendo por distraído a quien anda por la vida pensando en cuestiones que no parecen ser de este mundo, quien se escapa de la órbita espacial impuesta por el espacio delimitado y del tiempo -que es siempre tan escaso-, y quien, además, como dice Moltedo, se queda viendo pasar el viento por la esquina.

6 comentarios:

Unknown dijo...

ohh si, es cierto , confuso pero verdad . distraído pero muy atento a la vez, ese eres tu , tanto así que ignoras lo que es casi obvio. muack

Anónimo dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Anónimo dijo...

Bueno... ahora estoy confundida!!
no quiero pensar que soy yo, así que mejor asi que me voy a dormir!!! ya estoy desvariando....jajaja besos y abrazos ciaooo

SIL dijo...

No es paradójico, es lógico.
Los grandes hombres deben distraerse de las cosas triviales, para formar esa maravillos minoría que atiende a las cosas importantes.

Los datos de tu perfil me han tocado fuerte.
Yo tengo 39 años, perdí 37, hasta que encontré los libros, y las palabras... y allí me quedé.
Vaya tesoro es el tiempo, caballero, que andamos dilapidando por ahí!!

Un beso

SIL

SIL dijo...

Léase correctamente : maravillosa.
:)

s t b n ! dijo...

Jaja, gracias por los comentarios.

Sil, nunca es tarde.
¡Saludos!