lunes, 1 de marzo de 2010

Una jornada intensa tras el terremoto más grande que ha ocurrido en Chile.

Confieso que aún no asimilo que viví uno de los terremotos más fuertes del último tiempo, más incluso que el que ocurrió en 1985. terremoto4

Seré breve con respecto a mí persona, pues ya han transcurrido dos días desde el terremoto y no cabe contar dónde estaba ni qué fue lo que me pasó, sino aclarar que mi casa no sufrió daños estructurales, sólo se cayeron algunas cosas en el segundo piso, mi familia afortunadamente no sufrió ningún daño, y los más cercanos están todos bien, por suerte.

Lamentablemente no puedo decir lo mismo de otras familias que vivieron situaciones desoladoras, sobretodo en algunos sectores de la capital, que perdieron sus casas o que tuvieron que desalojarlas antes de que se desmoronaran, incluso que sufrieron la pérdida de alguno o varios familiares en medio del desastre, y que continúan sufriendo.

Pero la situación es más trágica aún a nivel de regional. En el epicentro del terremoto, esto es, en Cauquenes, en la Región del Maule, el panorama es tremendamente complicado, y no es para menos, con un sismo que marcó 8,8 grados en la escala de Richter.  terremoto

La desesperación se ha apoderado de muchas familias que no tienen qué comer ni dónde dormir, que no tienen agua, luz, combustible ni comunicación. Los delincuentes –muchos de los que se escaparon de las cárceles una vez colapsaron tras el terremoto- se han tomado la ciudad, y el trabajo de las autoridades no da abasto.

En la Región del Maule y del Bio Bio se decretó Estado de Sitio. Los militares irrumpieron en las calles para frenar los saqueos, que también han ocurrido en algunos sectores de Santiago. image

No comparto eso de combatir la violencia con más violencia, pero creo que a estas alturas es imposible que las fuerzas militares no intervengan cuando la situación se está poniendo cada vez más complicada. De no imponer el orden a la fuerza, el caos, que está a la vuelta de la esquina, podría apoderarse de estas regiones donde no existe Dios ni Ley.

Los fallecidos, según la última cifra entregada por la Onemi, son 711, y se estima que dentro de los próximos días aumenten. milicos

A todas esas familias que no tienen agua, ni luz, ni comida, envío todas las vibras positivas para que puedan salir adelante. Es momento de trabajar unidos para levantar al país. Los medios tienen una importante labor en estos días y yo estoy comprometido con ese trabajo.

Fueron dos intensos días los que viví informando en la Radio Bio Bio, cumpliendo con el derecho a informar correctamente, recorriendo algunos de los sectores donde hubo destrozos considerables y escuchando los testimonios de muchas personas que viven esta pesadilla de la que creen que nunca despertarán. Ahora, sólo queda seguir trabajando. ¡Arriba Chile!

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