jueves, 11 de marzo de 2010

La derecha llegó a La Moneda tras veinte años como oposición

Luego de veinte años de gobierno, la Concertación relevó el poder a la derecha que desde 1958 no llegaba a La Moneda. El empresario y político Jorge Alessandri (1958-1964), fue el primer Presidente de Chile del Partido Liberal (derecha) electo a través del voto popular. Ahora, 52 años después, la historia se repite. image

Sebastián Piñera Echeñique llegó al poder este año 2010 a través de elecciones   democráticas con un 51,61 por ciento de los sufragios. Hoy oficialmente recibió la banda presidencial y se coronó como el Presidente de la República de Chile.

La tarea será difícil para el nuevo mandatario, de eso no cabe dudas. En primer lugar deberá enfrentar los problemas sociales y económicos que trajo consigo el terremoto recién pasado. Quedará en sus manos una de las grandes tareas de este año: Volver a levantar a Chile, cueste lo que cueste.

 En segundo lugar deberá cumplir –al menos– la mayoría de las promesas que realizó durante su campaña política, considerando que muchas de ellas, como la creación de imageun millón de empleos, deberán postergarse producto de la catástrofe.

Digo esto consciente de que muchos mandatarios han terminado su período presidencial sin cumplir con todas las demandas requeridas. Sin embargo, la cuestión acá es distinta, pues ésta será la prueba de fuego para la derecha chilena. Si no pasa la fase de rigor, todo podría quedar en cuatro años de gobierno.

En tercer lugar deberá demostrar que está comprometida con la labor social, con los desposeídos y los más necesitado, pero también con la clase media, para apartar el estigma del gobierno de derecha de “los ricos y para los ricos”. Tarea difícil tomando en cuenta que qimageuienes gobiernan son empresarios y hombres completamente ajenos al servicio público.

En fin, serán años difíciles a los que habrá que estar atentos. Debemos dejar gobernar y otorgar una oportunidad al nuevo gobierno. Seremos espectadores de un cambio histórico, pero no debemos olvidar que recae en nosotros la responsabilidad de ser fiscalizadores del nuevo poder.

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