lunes, 22 de febrero de 2010

La felicidad está en juego: legalicen la marihuana

Despenalizar el consumo de la Marihuana sería una noticia fabulosa para el 5,6 por ciento de la población entre 15 y 64 años de edad que usufructúa de la planta. Tanto así, que los dejaría literalmente por las nubes de la felicidad. Y no es chiste, según el último informe de la Organización Mundial de la Salud, Chile el país más consumidor de Cannabis en Sudamérica.

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Pese a la ley de drogas, a las campañas de prevención, al Control Nacional de Estupefacientes, CONACE, y a los miles de programas financiados con políticas públicas a través del erario fiscal de los chilenos, no se han obtenido resultados positivos: El consumo de cannabis es una realidad infalible y que va en aumento.

En plazas, parques, carretes, juntas, o hasta en la familia. Donde quiera que sea, no falta el volao, aquel sujeto que hizo del consumo de la marihuana una verdadera forma de vida. ¿Quién no conoce al típico vecino bueno pal’ pito, al amigo que anda por las nubes, o el conocido que tiene una mata de marihuana plantada en su patio trasero?

Volaos hay por montones. Y no parece extraño que ya se hayan organizado por un fin en común: legalizar la Marihuana en Chile. Ya vieron el ejemplo de sus vecinos argentinos –que legalizaron el consumo personal de la marihuana– y miran con anhelo y deseo el día que suceda lo mismo en nuestro país, pese a los detractores de esta iniciativa.

El por qué no se puede hacer feliz al 5,6 por ciento de la población

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El debate se abre paso cuando unos abogan por despenalizar el uso de la marihuana para terminar con el narcotráfico, y otros por negar esta solicitud por considerar que llevaría a aumentar su consumo.

Quienes están en contra, consideran que legalizar la marihuana implica decir que es inocua y se respaldan en investigaciones científicas que aseguran que el consumo provoca daño cognitivo y dependencia. Otro argumento muy manoseado es el que dice que una vez se legalice la marihuana aumentará el consumo y será el paso previo a las drogas duras.

Los detractores a estas ideas plantean que reprimir sólo refuerza a las mafias que siempre estarán agradecidas del prohibicionismo, ya que el auto-cultivo tiende a apartar a los consumidores habituales de las redes del narcotráfico, que es donde se produce la escalada hacia las drogas duras. En ese sentido, quienes no quieren legalizar se convierten inconscientemente en los mejores aliados de los drugdealers, pues sin ellos no existiría su negocio.

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Desde los volados, ciudadanos y políticos, hasta los médicos, abogados y expertos de todos los sectores muestran sus posiciones y muchas veces con diferencias considerables. Pero finalmente son los parlamentarios los principales responsables de que muchos chilenos no logren alcanzar su ansiada felicidad, pues
toda esta discusión estanca cualquier iniciativa en el parlamento.

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