lunes, 13 de septiembre de 2010

Cuestión de fe

Rememorando una discusión filosófica que sostuve un par de semanas atrás (le llamo “filosófica” al cruce de palabras entre dos o más seres que discuten sobre el sentido de la vida y la razón del ser) me permito escribir acerca de la siguiente reflexión: El sentido de la vida lo hallamos nosotros mismos, en nuestro propio yo, y no es una cuestión que haya que salir a buscar. Para mí, la fe tiene un sentido netamente personal y no existe en mí fe religiosa alguna, pues esa se busca afuera y en otros. Afuera, en las parroquias o Iglesias; y en otros, en los sacerdotes, curas, padres, o pastores.


imageYo siempre sostengo que soy una persona racional. Es decir que, antes que todo,  razono. Por ello me cuesta creer en la historia de un Dios omnipotente que mira todo lo que hacemos desde el cielo, sentado en su trono, y que no es capaz de hacer algo para cambiar el curso abominable de las cosas que ocurren en nuestra existencia. Eso escapa de mi razonamiento. Por eso también cuestiono la afirmación de algunos que dicen que no existe fe que no sea religiosa, en otras palabras, que la fe de por sí está relacionada con un Ser Supremo o lo sagrado y que, por lo tanto, yo, al no creer en un Dios común y ser racional, no puedo tener fe.

El hombre racional es capaz de amar y ser amado, pues siente y puede ser sentido a través de todos los sentidos. Yo amo a mi novia porque ella está conmigo, porque la siento y ella me siente, porque le digo que la quiero y ella también me lo dice. El amor viene a ser tema para otra discusión. Pero con esto quiero dejar en claro que ser racional no significa ser un hombre inerte, incapaz de sentir amor, sino un hombre que se basa en la confianza del otro, en la virtud y la fiabilidad de las personas. La palabra fe, viene del latin fides, que significa “confiar”.
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Me cuesta otorgar sentido a mi vida y atribuir el por qué de numerosos cuestionamientos de mi existencia a ideas o afirmaciones de las que no me siento parte, que no me identifican en los más profundo. En tanto, busco mi propia razón de ser a través de la fe, pero de la fe terrenal, como le llamo yo, y es allí donde logro encontrar algo más concreto, más verdadero, más creíble, si se quiere.

Algunos le confían el sentido a la vida a la potestad de un Ser que actúa deliberadamente y, en la mayoría de los casos, de manera egoísta; yo prefiero creer que es responsabilidad de cada uno de nosotros que le brindemos un significado o un sentido a nuestras propias vida. Motivos hay miles.

Para mí todo hombre debe tener fe, de otro modo su vida es vacía. Está bien, da lo mismo qué tipo de fe, pero no creo que sea correcto apropiarse de un concepto –que tiene más de 20 acepciones– con un significado parcial y siempre cuestionable.

Claramente, la fe que yo pregono no significa creer en una religión ni tampoco en laimage existencia de un Dios. Ese trabajo lo considero completamente personal y nada ni nadie debiera interferir. Se trata de hacer de la vida de cada uno de nosotros algo coherente, que tenga sentido para que no sean en vano los años que pasan, que valgan la pena el esfuerzo y el trabajo, que valga la pena la vida. La fe en uno mismo, en el compañero de al lado, en la familia; la fe en la vida y en lo que uno sostiene, en sus propios valores, en sus creencias, la fe en todo eso y más, también le dan sentido a nuestra vida.

2 comentarios:

Bloguero chileno © dijo...

Oye, está bien bueno tu Blog, se nota que le dedicas tiempo y todo eso. Yo también hago lo propio con el mio.

¿Así que eres periodista? Que buena, yo también voy por la misma senda.

salUdos!

s t b n ! dijo...

Gracias, compadre. Le dedico tiempo, pero siempre siento que no es el suficiente. Nos estamos leyendo. Feliz 18.