martes, 18 de mayo de 2010

Los miedos y dudas de la vida

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Es como la cuadrigentésima vez que veo la primera parte de la película El Señor de los Anillos y no deja de sorprenderme. En esta oportunidad me llamó la atención un diálogo que sostienen Frodo y Gandalf en las Minas de Moria, que me identifica plenamente.

El hobbit le dice al mago que hubiera preferido que el anillo no llegara a sus manos, pues sentía que el peso con el que debía cargar era demasiado para él.

Gandalf, el mago, con su sabiduría que lo caracteriza, le aconsejó: “No nos toca a nosotros decidir qué tiempo vivir, sólo podemos elegir qué hacer con el tiempo que se nos ha dado”.

Frodo nunca eligió ser el portador del Anillo Único, pero sí decidió llevarlo hasta el Monte del destino en Mordor, para destruirlo en el fuego de Orodruin. Y lo logró. Así demostró ser un hombre pequeño, pero con el coraje y el espíritu de un gigante.

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La vida está llena de elecciones y más de alguna vez hemos optado por el camino más complicado. Y sin darnos cuenta nos vemos cargando un peso que creemos incapaces de soportar.

Nos cuestionamos si vamos por buen camino. Si es “esto” lo que queremos. Si trabajamos en lo que nos hace felices. Si queremos hacer siempre lo mismo. Si tenemos claro a dónde queremos llegar. Y si aprovechamos nuestro tiempo.

Esas son los cuestionamientos habituales que nos permiten crecer, pero a la vez son los que, personalmente, más me perturban.

Como dice una frase que leí por ahí, “Los héroes solitarios se enfrentan al mundo sin más sustento que sus propios miedos y dudas”.

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