viernes, 16 de julio de 2010

Una pieza de una habitación de una vivienda casi propia

Una botella de tequila Senda Real, proveniente de México, transformada en una lámpara artesanal y colocada en el velador. Su luz me acompaña en las frías noches de invierno, junto a un dulce café cargado, y un libro grandote que cuenta historias y anécdotas de varios personajes chilenos.

Decenas de fotografías pegadas en un rincón de la habitación recuerdan varios momentos juntos. Ella sonríe en casi todas. Su dulce mirada está atenta a cada uno de mis movimientos. Me detengo en una que dice: “5 años…Te Amo”. Fue un regalo de aniversario, en ella aparecemos juntos, abrazados en la playa. Siempre me distraigo mirándola.2436510670_fe3c2b442b

Numerosos libros reposan encima la repisa. Algunos ordenados en fila; otros desparramados, unos sobre otros. Gran crónica de la Segunda Guerra Mundial, La historia oculta del Régimen Militar; La Iliada, de Homero, y varios más. Me provoca una tremenda satisfacción mirar todos mis libros apilados en un sólo  lugar.

Carteles, posters y afiches de diferentes tamaños: gigantes, medianos y pequeños, distribuidos en la habitación. Son 42 en total. La mayoría son de bandas de rock y metal pesado. Los demás son afiches en contra de incorporarse a las filas del servicio militar, el uso de animales en circos y experimentos científicos, más otra imagen de plantas de marihuana al estilo sicodélico y otra de Salvador Allende en una portada del diario La Nación. Ésa es la que más disfruto. compui

Un papel mural con dibujos de instrumentos musicales: saxo, tambor y guitarra; saxo, tambor, y guitarra… se repiten una y otra vez, plegados por todo el cuarto. Notas musicales, llaves de sol y un pentagrama esparcidos por todo el ancho y largo. Siempre me he preguntado si están puestas al azar o se trata de una melodía que espera  ser descifrada. Nunca me he animado.

Mi pieza es una mezcla de pensamientos, de madurez, de irreflexión contenida a medias. Por allí las ideas flotan, se resbalan, se pasean, se caen y cuesta atraparlas, pero se vuelven a levantar. Ellas saben que aquí paso horas escribiendo, en un rincón simbólico, casi propio.

1 comentario:

Unknown dijo...

me sentí tan feliz de estar en tu relato.. y has escrito perfecto a mi gusto!!!! tal cual tu pieza .te amo ... demasiado