jueves, 18 de junio de 2009

Reportaje tendencias

Atrapados en la web:
¿Fanáticos de la Red, o verdaderos
adictos?

Si estás ‘online’ la mayor parte del día. Si has perdido el control de ti mismo. Si muestras síntomas psíquicos de aislamiento. Si deseas pasar cada vez más tiempo conectado, o si has perdido muchas horas de sueño, y todo esto comienza a traerte problemas con tu pareja, familia o trabajo, podrías estar atrapado en la Web. Algunos especialistas lo definen como adicción a Internet; otros dicen que se trata sólo de un uso abusivo de la Red y niegan que exista este trastorno. Dependiente o no, todo exceso trae malas consecuencias, y hasta en el peor de los casos, la misma muerte.


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Según el DSM IV, el manual más utilizado para el diagnóstico de desórdenes mentales, ésta aparente sicopatía no figura dentro de la lista de enfermedades. Luis Aleman, psicólogo de la Facultad de Ciencias de la Educación de la Universidad Central formado en La Habana, informa que cada cuatro años se hace una reactualización de éste manual. “Hace cuatro años atrás no se presentaban los problemas que existen hoy con Internet. (Pero) no dudes ni 15 segundos que la sicopatía de la adicción del Internet va a aparecer (en la próxima actualización)”.

Algunos expertos consideran la adicción a Internet como una enfermedad consolidada en la actualidad y que ha ido en aumento en los últimos años. La neuropsiquiatra, Amanda Céspedes, estima que la adicción a Internet “no corresponde a un diagnóstico clínico, sino a una apreciación empírica de un fenómeno creciente”.

Según un estudio del “Índice de Generación digital” (IGD), realizado por la empresa VTR junto con la fundación EducarChile y Adimark, el 96 por ciento de los estudiantes chilenos entre 10 y 18 años tiene acceso a Internet. Lo más desconcertante es que la mayoría de ellos asegura que no podría vivir sin ésta herramienta.

Así como el adicto al cigarro no puede dejar de fumar, o el alcohólico no puede vivir sin estar ebrio, el adicto a Internet cree que no puede vivir un día sin Internet. Comienza a sufrir una alta dependencia sicológica hacia el objeto de su adicción y, las otras actividades, que en algún momento encontró gratificante, ahora pierden total sentido. Los expertos la llaman como “Trastorno Adictivo a Internet (TAI)” y se detecta cuando interfiere en la vida normal de una persona convirtiéndose en una “Internet-dependencia”.

El perfil de las víctimas: causas y consecuencias.

Cabe plantearse la pregunta ¿cuándo deja de ser normal el uso del Internet? Luis Aleman, dijo que “se considera anormal (el uso de Internet) cuando se transforma en algo imprescindible”. Para Céspedes ese momento se manifiesta “cuando la persona experimenta creciente ansiedad en cada situación en que no puede conectarse, sintiéndose físicamente enferma, crecientemente ansiosa, sin capacidad de concentración y con ideas intrusivas respecto a cómo lograr conectarse”. Luego -continúa explicando- vienen los síntomas negativos. “La ansiedad cuando no se está conectado; escaso interés por relacionarse con otros; restricción creciente de intereses, aislamiento, irritabilidad y severa disminución de las horas de sueño, son algunas de las características más significativas”, sostiene.

“La víctima atrapada por la Red, muestra una serie de necesidades inconscientes insatisfechas”, explica Aleman. Para él, éstos sujetos esquivan los riesgos y necesitan una recompensa inmediata; es decir, no buscan compromisos, sólo relaciones amistosas o sexuales, pero pasajeras.

José Jaque, o “Death inside”, como se hace llamar en Internet, experto en armado de computadoras, se autodeclara un adicto y siente la necesidad constante de navegar por Internet. “Paso más de 12 horas diarias conectado, generalmente buscando información relacionada con informática y nuevas tecnologías”, dice José. Al preguntarle si tiene problemas con familiares o amigos por el tiempo que pasa en el computador, responde que “con mi familia sí (tengo problemas), porque me critican. Ellos no entienden, son cibernicolas, no saben nada de tecnologías”. Con respecto a los amigos, se limita a responder que “en Internet no existen los sentimientos”.

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Chat, juegos y porno: Los sitios más adictivos.

Hay ciertas páginas especialmente adictivas, con una mayor posibilidad de crear dependencia. Incluso, cualquiera podría caer ante la “tentación”. Son las páginas pornográficas, chats o juegos “online”, la principal atracción entre los más jóvenes y, también, entre los más viejos. De hecho, según Comscore, líder global en la medición del mundo digital, la población cibernauta chilena es más adulta que la del promedio de la región. El 11 por ciento se encuentra en el grupo etario de los 55 años y el 70 por ciento de los navegantes locales tiene más de 25 años. Además, según el mismo estudio, que apareció en Terra.cl, somos muchos más adictos a Facebook y Messenger que cualquier otro país del mundo.

El Chat, sin duda, se lleva gran parte de las preferencias. Quién podría decir que no chatea: prácticamente nadie. María Paz, de 15 años, dice que no podría estar sin el Messenger, pasa todo el día conectada y le encanta hablar con sus amigos, “si no entro a chatear en un día es como que algo me faltó hacer”, dice la joven.

“El chateo cuando destroza otras formas de comunicación se transforma en un problema”, dice Luis Aleman. Según el estudio del índice de Generación Digital, la mayoría de los niños dicen ser más sinceros y honestos en la vida digital que en la real. Amanda, la neuropsiquiatra, explica que “al eliminar o cancelar la comunicación no verbal, se abren las puertas a una comunicación irreal, parcial, que facilita la mentira, el engaño, la suplantación y no compromete emocionalmente”.

Peor aún es el caso de los juegos online, seguramente, el más extremo. Los expertos aseguran que la ludopatía (adicción sicológica a los juegos electrónicos o de azar) se genera principalmente en los jóvenes a partir de los catorce años, la mayoría de ellos sin la vigilancia de los padres. El participante se envuelve en un mundo completamente virtual, del que no quiere salirse, y cuando quiere, no puede. A través de estos juegos el usuario asume determinadas personalidades y llega a tomarse el juego “como una obligación”.mmorpg

Lineage, EverQuest, Ragnarok, Ultima Online, World of Warcraft, son algunos de los títulos más jugados. “Comienzas por entrar al juego y cuando ya le tomas el gusto, no puedes dejarlo más. Empiezan unas ganas incontenibles por descubrir cosas nuevas y avanzar cada vez más rápido, y para lograrlo es necesario jugar más, dedicarle más horas”, dice Claudio Ulloa, estudiante de Ingeniería en Informática en el Instituto Profesional DUOC y fanático de Ragnarok Online.

Estos juegos, también conocidos como MMORPG, “juegos de rol multijugador masivo en línea”, tratan principalmente, según Ulloa, de “crear un personaje, en la mayoría de las ocasiones, eliges una raza o profesión. Una vez en el juego, tienes que ir acumulando experiencia para subir niveles, matando a monstruos u otros PJ’s (personajes). También vas juntando dinero para cambiar tu equipamiento, arma y armadura. Sin esto, no puedes avanzar en la aventura”.

Los consecuencias de un uso desmedido de éste tipo de juegos pueden ser fatales. En los diarios de China y Corea del Sur ya no resulta extraño leer títulos como, “Joven muere después de pasar tres días jugando a un juego online”; “Muere joven coreano en un cibercafé tras jugar 50 horas un simulador de lucha ‘online’”; o, “Aumentan en China jóvenes adictos al ciberespacio”.

Alejandro Medina, funcionario del cibercafé “Bunker-ciberjuegos”, ubicado en el local “Eurocentro”, en Santiago, dice que “principalmente vienen jóvenes a jugar en línea, son muy pocos los que vienen chatear, eso lo hacen en sus casas”. Agrega que muchas veces ve caras conocidas, las de siempre. Jóvenes de aproximadamente 17 ó 18 años, sin embargo, “nunca he visto casos trágicos como los que han ocurrido allá en Corea (del Sur)”.

Esto no sólo sucede con los adictos a los juegos online o al chat. También se pueden encontrar compradores, apostadores y subasteros adictos que satisfacen sus deseos en la Red; los ludópatas y adictos a la pornografía, son los casos más comunes. Sin embargo, todos estos personajes, en el último tiempo, están utilizando el mismo medio para saciar sus adicciones: Internet.

Según los expertos: ¿Es Internet o el contenido?

¿Qué es lo que realmente genera adicción? En psicología-online.com, según el siquiatra estadounidense David Griffits, dice que Internet podría ser un medio donde alimentar otras adicciones o trastornos como la ludopatía, la adicción al sexo, parafilias, apuestas, subastas o compras.

Pero para Luis Aleman, “el fondo del fenómeno no es Internet, es el trastorno adictivo. La base biológica de la adicción al Internet, la televisión o el alcohol, es la misma, el ciclo de recompensa -generación de endorfinas, neurotransmisores que satisfacen al individuo, provocación de placer-. Es decir, “la esencia de la adicción no está en el objeto, sino en cada ser humano”.

Céspedes, por su parte, expone que “las personas no se hacen adictas a Internet propiamente tal, sino a determinados accesos vía Internet”. “Yo no hablo de adicción a Internet, sino de adicción a accesos facilitados por Internet”, remarca la neuropsiquiatra.

Por otro lado, una persona que por diferentes motivos permanece horas navegando en Internet no significa que sea adicta. Existe mucha gente que usa a diario Internet y no se transforma en una dependiente porque “existe una predeterminación sicológica antes de entrar al computador”, explica Luis Aleman. Además, esa persona no restringe sus intereses ni se aísla, “sólo se ve obligado a navegar por tiempos abusivos debido a compromisos o avidez por aprender”, aseguró Céspedes. Por lo tanto, las horas que se pase frente a un computador, navegando en Internet, no indican si una persona es o no adicta al ciberespacio.

Centros de rehabilitación de adicción a Internet: ¿Es la solución?

A Claudio Ulloa -el estudiante de Ingeniería en Informática- le cambió la vida cuando comenzó a jugar online. Dice –mientras muestra sus calificaciones de primero a cuarto medio: 62-62-52-58, respectivamente- que bajó el rendimiento de sus notas. “Basta revisar mis promedios para darse cuenta en cuál de los años fui más adicto a los juegos online”, dice.

A raíz de todos los problemas causados por los “vicios cibernéticos”, las autoridades comenzaron a crear centros de rehabilitación para adictos a Internet. En EE.UU., España, Corea del Sur y China, inclusive Argentina, ya tienen sus respectivos centros clínicos que se enfocan en priorizar la actividad deportiva y la comunicación, para que salgan del mundo virtual en el que están sumergidos e intenten retomar el contacto con el mundo real.

Para algunos especialistas, éstas “ciberclínicas” difícilmente lograrán curar el problema de sus pacientes, porque muchas veces, como se explicó anteriormente, detrás de la adicción a Internet se esconden otras patologías. ¿Podría ser tratada una enfermedad que ni siquiera es catalogada como tal? se preguntan algunos expertos.

En Chile, aún no existe este tipo de centros asistenciales y, hasta el momento, ni señas de que se instale alguno. “Considerando que ni siquiera se ha definido esta psicopatía como oficial, no deberían instalarse en Chile. Las personas adictas a Internet deben ser evaluadas por especialistas en psicopatología, fobia social, trastornos del ánimo, trastorno obsesivo-compulsivo (TOC)”, propone Amanda Céspedes.

Mientras se aclara el panorama; mientras se oficializa la adicción a Internet como  un desorden mental; mientras los científicos, expertos y sicólogos se ponen de acuerdo; mientras las autoridades toman cartas en el asunto antes de llegar a los extremos de China; y mientras los adictos al porno, compradores compulsivos, jugadores incontenibles, y chateadores empedernidos satisfacen sus adicciones, si quedaste atormentado y piensas que la Web pudo haberte atrapado, realiza la encuesta de http://www.adictosainternet.com para confirmar si eres un dependiente de la Red. Si interfiere con tu vida, tiene un impacto en tus relaciones de trabajo, familiar o amistoso… ¡Ten cuidado!, podrías estar ad portas de un problema, o mejor dicho, de un centro de rehabilitación.

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